Uno de los símbolos de Sevilla que bien representada en múltiples lugares públicos y banderas es el nomadejado. El origen de este símbolo se remonta a tiempos de Alfonso X el Sabio en el siglo XIII. El rey de Castilla en aquellos momentos era un erudito de las letras, culto e instruido y bajo su mandato emergieron todo tipo de artes y ciencias de la época sin distinción de credo o religión.
Sin embargo, parece ser que no sabía demasiado del arte de gobernar, la economía o la administración pública, lo que llevó al descontento general. Tal fue así, que su propio hijo Sancho, se alzó en armas, unos dicen que para salvaguardar la unidad del Reino y otros por mera ambición de poder.
A raíz de aquellos las gentes se dividieron en dos bandos; los que apoyaron al rey Alfonso y los que seguían a su hijo, el príncipe Sancho. Poco a poco, así sin necesidad de lucha, Sancho se fue haciendo con todo el Reino.
Sin embargo, generosamente, no quiso atacar Sevilla, ciudad en la que el Rey Don Alfonso ya viejo y enfermo, se había refugiado. En ciudad, pasó Don Alfonso los últimos días de su vida, arropado por gentes de su confianza.
Como signo de lealtad y gratitud a esta ciudad hacía su madrugada en 1283, el rey concedió al Ayuntamiento de Sevilla un lema formado por las sílabas NO y DO y una madeja en medio.
Así la lectura de este criptograma es NOMADEJADO, expresión fonética de la frase no me ha dejado, con la que el rey quería agradecer a la ciudad el hecho de que no lo hubiera abandonado.
Existe otra teoría que relaciona este símbolo con el nudo gordiano de Alejandro Magno, donde el 8“ sería el mencionado “nudo” y “nodo” sería nudo en latín.