La Semana Santa de la ciudad hispalense no es sólo ver la estación de penitencia de las hermandades. Una semana antes y durante la celebración de la semana de Pasión, los sevillanos y los curiosos se hacen sus recorrido personal para visitar los templos desde donde salen las imágenes que procesionan de las distintas hermandades. Estas visitas a las iglesias se han convertido en algo muy popular, y forma parte igualmente del ritual de la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección.
Las visitas a las iglesias son rutas que cada vez se están haciendo más populares. Los guías oficiales, que son los expertos en patrimonio histórico, artístico y monumental de la ciudad hacen este recorrido que incluye visitar los templos donde están expuestas las imágenes y preparadas para salir en su estación de penitencia. La oportunidad que brinda esta experiencia al ver las imágenes de cerca es algo muy interesante, ya con serenidad se pueden contemplar las imágenes o bien en sus altares o bien preparadas para salir sin necesidad de meterse en “una bulla”. Además de las imágenes, es una ocasión en la que con tranquilidad se pueden contemplar insignias de la hermandad que abrirán cada tramo del cuerpo de nazarenos, y también codearse con los hermanos y el capataz que nervioso pero con orgullo esperan para la salida de sus pasos.
Los que en Sevilla llamamos “capillitas” se levantan temprano para ir a los templos igualmente y se deleitan con los detalles del paso que posiblemente cambia del año anterior o se renuevan, como son arreglos florales, el cambio del manto de la Virgen, o el estreno de algún candelabro de guardabrisas, faldones, enrejado de respiraderos, etc… Son multitud de detalle que el “capillita” no se quiere perder y lo disfruta.
Los templos están abiertos por las mañana, especialmente las hermandades que van a procesionar ese día, excepto las hermandades de barrio más periféricos que comienzan su estación de penitencia a medio día. Es importante prever la visita pues en ocasiones se forman grandes colas.
Antes del comienzo de Semana Santa, los fieles participan en la celebración de las misas de las palmas y las ramas de olivo, fiesta que celebra la entrada de Jesucristo en Jerusalem.
Son palmas que adornan balcones de las casas y en ocasiones se dejan todo el año pues se considera que atrae la suerte.
La catedral de Sevilla también celebra su procesión de Semana Santa presidida por el arzobispo.
El Jueves santo, hay otra tradición muy andaluza que es la visita a los sagrarios. Las mujeres van vestida de mantilla que cobra su significado cuando se visitan los sagrarios que también se le da el nombre en Sevilla de “monumentos”.
Esta visita tiene que ver con la conmemoración de la “Ultima Cena de Cristo” cuando se establece la Eucaristía, de ahí que los sagrarios evoquen este importante momento con una disposición majestuosa de los altares.
El Viernes Santo, los sagrarios se quedan vacío ya que recuerda el período de ausencia por la muerte de Cristo. Desde el Viernes Santo al Domingo de Resurrección todo se silencia y se da un toque más austeridad, por eso de forma simbólica los altares también se vacían. El Sábado Santo, ya de noche, es un período de reflexión igualmente y las vigilias de Pascua conmemoran la Resurrección de Cristo.