Leyenda de Doña María Coronel
Cada 2 de diciembre el convento de franciscanas clarisas de Santa Inés se abre para visitar el cuerpo incorrupto dedoña María Coronel, en recuerdo de la fecha en que se cree que murió, a los 75 años, siendo abadesa, en 1411.
Doña María Coronel es la protagonista de una de las leyendas más bellas de Sevilla, junto con don Pedro I el Cruel, o el Justiciero.
Cuenta la leyenda que Doña María Coronel casó con Juan de la Cerda, descendiente en línea directa de Fernando III el Santo. Muere decapitado su padre Alfonso Fernández Coronel y años más tarde, en 1357, muere también decapitado Juan de la Cerda, sublevado contra el rey don Pedro, perdiendo doña María Coronel todos sus bienes, confiscados por el rey que no recuperará hasta la venida al trono de Enrique II .
Pasado el tiempo Don Pedro I conoció a Doña María y quedó perdidamente enamorado de ella. Pedro persiguió durante un tiempo a Doña María que huia de él allá donde se encontrase. Termina viviendo con sus padres de donde tuvo que huir por una ventana, ya que Don Pedro se disponía a asaltar la casa para llevársela al Alcázar. En su huida Doña Maria fue a esconderse al Convento de Santa Clara donde temiendo que el Rey entrase a buscarla, la escondieron en una zanja que había en el patio, la cubrieron con maderas y le echaron tierra por encima.
Al día siguiente le informaron del paradero de Doña María y este fue de inmediato a buscarla, aunque por suerte no la encontró , ya que seguía escondida.
El rey dejó pasar el tiempo , y un día por sorpresa se presentó en el convento. Cuando Doña María se vió descubierta, corrió a la cocina y sin pensarlo dos veces cogió una sartén con aceite hirviendo y ella misma se lo vertió en la cara con la única pretensión de dejar de gustarle al rey.
Don Pedro I al entrar en la cocina y ver el rostro sangriento y quemado de Doña María huyó despavorido. El Rey arrepentido y presa del remordimiento, ordenó a la Priora que cuidase de ella y que se le diera todo lo que necesitara además de que le informaran de cualquier deseo de Doña María tuviese con intención de concedérselo para acallar su mala conciencia.
Con la llegada de Enrique II, recuperó parte de sus bienes, y con lo que le donaron sus hermanas, Aldonza y Mayor, se determinó a fundar el monasterio de Santa Inés en la misma casa solariega de sus padres, junto a la parroquia de San Pedro. La fundación tuvo lugar en 1376, en que ella donó para sustento de cuarenta monjas clarisas las posesiones que tenía en Sevilla, Carmona y el Aljarafe.
Aunque la fecha tradicional de su muerte se sitúa en 2 de diciembre de 1411, debió morir en 1409, teniendo alrededor de setenta y cinco años.
Enterrada en medio del coro de la iglesia, fue encontrado su cuerpo incorrupto cuando a mediados del s. XVI efectuaron reformas, y desde entonces se le venera en Sevilla con una piedad popular que nunca ha decrecido.
Aprovechen, al reencontrarse con doña María Coronel y su historia, para adquirir los riquísimos bollitos de Santa Inés, coronados de ajonjolí, o cualquiera de los dulces, mantecados y magdalenas que hacen las franciscanas clarisas en su obrador.