Te ofrecemos toda la información sobre la exposición de la tabla de San Roque del pintor flamenco Hernando de Esturmio que estaba inserta en un muro de la iglesia conventual de Santa Clara. Se trata de una obra poco conocida de nuestro Renacimiento que es testimonio del esplendor de la pintura devocional y de paisaje. Gracias a su restauración se han recuperado partes de ella que estaban ocultas o que era imposible percibir, como la naturaleza y la vegetación que se descubren junto al San Roque.
Y hablando de recuperación, también los visitantes que acudan durante este mes al convento de Santa Clara para ver la tabla de San Roque podrán acceder a las zonas que se han rehabilitado y acondicionado para poder visitar la Torre de don Fadrique.
La obra se podrá contemplar hasta el 1 de marzo en el convento de Santa Clara junto a la documentación que reconstruye todo el proceso y un vídeo que detalla la magnitud de los cambios.
Se trata de la representación llena de detalles del santo protector de los apestados. La escena, de gran delicadeza, lo muestra en mitad de la naturaleza acompañado por un ángel de perfil que le señala la herida de su pierna y por el perro de color blanco que le salvó la vida. En ella Esturmio recrea la leyenda de San Roque, nacido en la ciudad francesa de Montpellier, y considerado, como San Sebastián, uno de los principales santos sanadores de la Iglesia. Tras contraer la peste, «una enfermedad endémica en las ciudades portuarias del siglo XVI, como Sevilla o Venecia», San Roque se retiró a lo más profundo de un bosque para morir sin contagiar a nadie. Junto a su cabaña brotó pronto una fuente que alivió su sed ardiente; algo después apareció el perro que le calmó el hambre con un pan que todos los días tomaba a escondidas de la mesa de su amo, un noble local. Finalmente le visitó un ángel que le curó las heridas. El perro y el ángel, son los atributos más conocidos de San Roque.
A partir del 1 de marzo volverá a ser custodiada en el Palacio Arzobispal, uno de los escasos ejemplos de arquitectura palaciega del Siglo de Oro español en Sevilla y su tercer gran museo de arte antiguo, junto al Bellas Artes y la Catedral, por la extraordinaria importancia de los fondos que acoge. Aunque este espacio no es visitable el arzobispo va a «plantear al Consejo Episcopal» que se puedan realizar visitas guiadas los sábados por la mañana para un centenar de personas previamente inscritas al edificio por un precio de entrada de tres euros, la web de la institución reflejaba claramente que no hay ningún calendario de visitas culturales a este espacio.