Mujeres en la pintura del Museo de Bellas Artes
Para los que tengáis una visita prevista al Museo de Bellas Artes además de la Exposición de Murillo del Convento de los Capuchinos, vale la pena acercarse a obras de otros autores, joyas que atesora nuestro fantástico museo, la segunda pinacoteca más importante de España.
Esta vez en homenaje a la mujer quiero mostrarle y guiarles a obras donde la mujer es la protagonista y como los diferentes artistas a lo largo de la histórica han sabido capturar la belleza de la mujer andaluza en todo su esplendor.
Las Santas de Zurbarán
A través de la mirada de Zurbarán están santas mártires se presentan en su más alta feminidad. El artista evitó detalles desagradables del dolor o el sufrimiento de su martirio, que acostumbraba añadirlos en sus pintura. El artista pinta a estas santas sacando la esencia de la mujer de alta cuna del siglo XVII. Más parecen cortesanas que santas por la majestuosidad de los ropajes y ricos tocados. Portan joyas y sombreros resaltando así la belleza de su lozanía, independientemente que cada una de ellas porte el atributo de su martirio. Este es un verdadero homenaje de Zurbarán a la mujer de su tiempo.
Las tentaciones de San Jerónimo, Valdés Leal (1657)
Estas tentaciones son simbolizadas por las mujeres cortesanas que siguen a San Jerónimo. Ellas danzantes y provocativas con ropajes de encaje y semitransparentes dejan entrever el contoneo de sus caderas. La exagerada actitud de San Jerónimo es un tanto cómica retorciéndose intentado evitar la seducción y provocación de las mujeres bailarinas que disimulan no darse cuenta por el sufrimiento que está pasando el pobre Santo. La Castidad hasta la muerte que es invocada por la calavera contradice el jugueteo de mujeres vivarachas y seductoras que por otra parte celebran la vida.
Santas Justa y Rufina, Murillo (1666)
Dos de las mujeres más representadas de las historia de la pintura andaluza, nuestras santas hermanas protectoras de la ciudad sosteniendo la Giralda. Bartolomé Esteban Murillo supo capturar la dulzura y la belleza de dos jóvenes andaluzas que aparecen con firmeza pero inocencia sosteniendo la Giralda, el símbolo sentimental de la ciudad, ya que se creía que ni la Catedral ni la Giralda se desplomaron en el terremoto de 1504 gracias a la intervención de estas jóvenes mártires.
Bailaora, Antonia La Gallega, Zuloaga (1912)
Esta obra es el homenaje de este artista vasco Zuloaga a la mujer artista andaluza por su vinculación a Andalucía. Una bailarina con autoridad y carácter, llena de fuerza, que no se achanta por nada ni por nadie, al contrario posa con desenfado. Su mirada profunda desafía la época que le tocó vivir llena de dificultades para la mujer. Revela a alguien con carácter y autoridad. Con su mirada profunda y directa se planta en pie frente al observador con fuerza y autoridad, insinuándose con su elegante postura. «Antonia la Gallega» revela su encantadora calidad artística solo posando como hoy en día hacen muchas de nuestras bailaoras.
Las Cigarreras, Gonzalo de Bilbao(1915)
Bilbao hace una obra maestra mostrando a las mujeres cigarreras en plena faena. Madres y trabajadoras que con orgullo desempeñan su trabajo en la Fábrica de Tabacos de Sevilla. A pesar de estar en una fábrica desempeñando un arduo trabajo, no desatienden a sus hijos que los abrazan con ternura. Tampoco desatienden su atuendo, con flores en el pelo y sus mantoncillos a juego como andaluzas coquetas y orgullosas de su linaje y felices con su situación laboral. Se aprecia en el cuadro un ambiente distendido y feliz, a pesar que muestra la época del Romanticismo, un período lleno de contrastes, oscura y pasional, melancólica y dramática como la Carmen de Merimée.
Sevilla en fiestas, Bacarisas (1915)
Sevilla y las mujeres de esta ciudad se muestran en todo su esplendor con colores de fiesta. Un precioso cuadro de influencia modernista que representa a la mujer andaluza llena de luz y magia. No hay recato, ni timidez ni mojigatería. Estas tres mujeres van ataviadas con sus mejores galas con vaporosos trajes flamencos, mantillas y abanicos. Van solas a disfrutar sin chaperonas ni maridos utilizando toda su seducción en un ambiente nocturno de la feria sevillana. El contraste de luz y color que supo imprimir Bacarisas crea una atmósfera especial bajo la que se trasluce una emoción lírica. No ha cambiado mucho esta estampa en Sevilla.
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